martes, 8 de marzo de 2016

Despedida al padre Antonio Gámez Catena

Este sábado día 5 de marzo ha sido el entrañable padre Antonio Gámez Catena el que se ha despedido de todos nosotros, presidiendo la Sabatina junto a toda la comunidad de padres y muy emocionado. Se traslada a vivir  a la comunidad madrileña de la calle Arturo Soria, que al ser una de las enfermerías de la provincia estará más adecuada a sus necesidades.
En esta ocasión el encargado de despedirle en nombre de todos, ha sido José Francisco Trigo Pérez ocds, con estas bonitas palabras.
 
 
          "Padre Antonio, fue por el año 1.993 cuando muchos de los que estamos aquí, entre los que me incluyo, tuvimos la suerte de conocerle. Por aquel entonces era conventual de Málaga y Asistente de la Orden Seglar. Y vino a Cádiz a participar de la I Asamblea Provincial, aunque el P. Ismael diría que fue la segunda, que organizamos en el Seminario de Cádiz. Vino usted ya con su sonrisa en los labios, yo creo que nació con ella. En vez de llanto usted tuvo que reír. Seguro.
En esa Asamblea, de hace ya 23 años, ya demostró que era el Padre Catena, bailando por sevillanas y volando en un manteo donde se reía de verdad. Pasó el tiempo y sentimos una enorme alegría cuando supimos que el Padre Antonio Catena venía a Cádiz. Llegó usted y su sonrisa. Llegó extendiendo los brazos para darnos cariño a todos, y para llenarse del nuestro porque, la verdad, no ha costado ningún trabajo dárselo.
Todos los día preguntando por nuestras familias, por nuestros niños, preocupado por todos y por todo. El tiempo parece que no ha pasado, porque forma parte ya de nuestra vida verle en el banco rezando el rosario todas las tardes con las compañeras insuperables. Cuántas sonrisas le habrá dado la Virgen del Carmen cada tarde, al verle tan cerca suya.
Y cuántas horas en el confesionario, siempre atento a todo lo que se hacía en este Carmen nuestro, viviendo todo lo que se celebraba, estando siempre en las cosas del Señor.
Padre  Antonio, esto ni es ni puede sonar a despedida. Hacemos  nuestras, como siempre debemos hacer, las palabras de nuestra Santa Madre, en el umbral de abrazar definitivamente al Esposo, y que a mí tanto me apasionan, que tantas veces uso: “Es tiempo de caminar”. Porque en nuestra Orden siempre estamos en camino. Y ahora toca volver a dar pasos.
En la Casa madrileña de Arturo Soria están de enhorabuena y seguro que aplaudiendo, porque les entra la alegría por las puertas. Les llega el Padre Catena, casi ná!!!!.
Nosotros nos quedaremos viéndole en su banco con el rosario, en el confesionario dándose y dándonos al Señor, viendo desde ahí a la Virgen del Carmen que mirará ahí y verá que hay mucho amor en sus maderas, mucha entrega, mucho servicio, y mucha constancia. 
 A las 9 de la mañana en Porta Coeli se va a sentir silencio y soledad. En Arturo Soria será la alegría de que usted celebre la Eucaristía y sea allí un estímulo, una renovación y una esperanza para todos. 
Padre Antonio, esto no es una despedida, es un decirle que le queremos, de verdad, y mucho. Que sabemos que en Madrid tenemos ya un amigo, un hermano, un fraile de los pies a la cabeza, que nos va a recibir con los brazos abiertos siempre, y que va a seguir lleno de sonrisas y de alegría.
Nos va a costar, y mucho, no tenerle con nosotros. Pero nos queda la enorme satisfacción de agradecerle a la Virgen del Carmen, y al Niño Jesús de Praga, que lleva usted su nombre, la bendición de haberle tenido y de haberle disfrutado todos estos años. 
Padre Antonio, como si fuera nuestro abuelito, cosa nuestra, parte de nuestras vidas, le queremos y llévenos siempre en su corazón. Que Dios le bendiga." 
 


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