domingo, 21 de febrero de 2016

La misericordia en Santa Teresa de Jesús por Carmen Teresa del Sagrado Corazon Pastor Tallafé OCDS


“….Bien creo que alma que llega Dios a este estado, si muy del todo no deja a Su Majestad, que no la dejará de favorecer ni la dejará perder. Mas cuando, como he dicho, cayere, mire por amor del Señor no la engañe en que deje la oración, como hacía a mí con humildad falsa, como ya lo he dicho y muchas veces lo querría decir.
Fíe de la bondad de Dios, que es mayor que todos los males que podemos hacer, y no se acuerda de nuestra ingratitud, cuando nosotros, conociéndonos, queremos tornar a su amistad, ni de las mercedes que nos ha hecho para castigarnos por ellas; antes ayudan a perdonarnos más presto, como a gente que ya era de su casa y ha comido, como dicen, de su pan.
Acuérdense de sus palabras y miren lo que ha hecho conmigo, que primero me cansé de ofenderle, que Su Majestad dejó de perdonarme. Nunca se cansa de dar ni se pueden agotar sus misericordias; no nos cansemos nosotros de recibir.
Sea bendito para siempre, amén y alábenle todas las cosas.”
(Libro de la Vida 19,15)


Teresa nos insiste en las gracias que nos aporta la oración, para que no dejemos de estar con Él incluso cuando no le somos fieles y hemos caído en pecado o falta. Parece que ha escuchado no tengáis miedo. Somos nosotros mismos los que no somos capaces de perdonarnos, pero el Señor va a hacer todo lo que está en Sus Manos para no perdernos. Una vez que nos hemos encontrado con Él, que ha sentido nuestro amor en nuestro trato de amistad con Él, ya no nos va dejar nunca: no he perdido a ninguno de los que me has dado, dirá en el huerto de los olivos.
La clave está en la confianza en la Misericordia de Dios, por Tú bondad Señor borra mi culpa. Teresa ha experimentado esa Misericordia y ha disfrutado del perdón de Jesús no una vez, sino setenta veces siete.
Todos habréis visto alguna vez la película Ben Hur,  yo he perdido la cuenta, pero no me canso de esperar y emocionarme con el final. El protagonista ha acompañado a Jesús en el calvario, condenado injustamente, abandonado por todos, y antes de morir le ha escuchado decir “Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen”. Vuelve a su casa distinto, y se encuentra con su amada, y le comparte lo que ha escuchado, ella responde “aún entonces”, y él contesta “en ese momento cayó la espada de la venganza de mis manos”. Jesús nos salva con su perdón en el momento de entregar su Espíritu a Dios, es Su Divina Misericordia la que nos redime y nos transforma, es Su Amor incondicional el que nos humaniza, nos limpia de todo pecado con Su Sangre y nos da la Vida.
No le dejemos porque amor con amor se paga. No nos cansemos de recibir Su Gracia y recomencemos de nuevo cada mañana.

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